Desde siempre he sentido debilidad por Argentina: Borges, Cortázar, los gauchos, el acento, El hijo de la novia, Lugares comunes, Buenos Aires, la Pampa, Tierra del Fuego…
Recientemente he añadido a esa nómina de filias al ex-jugador y entrenador de fútbol César Luis Menotti, El Flaco. Alguien que habla de fútbol citando a Borges tiene mi estima inmediata:
Alguna vez Borges dijo que la literatura era orden y aventura. Y el fútbol es lo mismo. Me parece que hay demasiada preocupación por el orden y poca capacidad para la aventura. Y hablo no sólo de aventuras individuales, sino también de aventuras colectivas.
Qué bonito eso del “orden y aventura”. Diría que todo lo bueno de esta vida es orden y aventura. El equilibrio entre ambos: por un lado lo que hace que la estructura se mantenga en pie y, por el otro, lo que la hace temblar justo lo necesario para que no todo parezca rutina, para que haya magia, arte y poesía. Como el viento que hace temblar los cristales en las ventanas.
Después de buscar un poco supe que la expresión viene de un ensayo de Borges titulado “La Aventura y El Orden”, y que el argentino a su vez tomó la idea de Apollinaire. Por lo demás, el ensayo es un galimatías de palabras grandilocuentes, de cuando Borges aún no había depurado su lenguaje hasta la grandeza esencial que alcanzó después.
En otra entrevista Menotti nos regala una norma de vida, el deber de permanecer fiel a uno mismo. Prestar atención a lo que está sucediendo para no perder la naturaleza propia:
Cuando el técnico grita mucho o presiona mucho, lo que logra es que vos como futbolista te distraigas por lo que está pasando para escuchar lo que ya pasó y que no lo podés remediar. Entonces creo que todas las convicciones pasan por eso, por no perder la naturaleza, que ni el dinero ni los entornos, ni la fama, te hagan perder la naturaleza tuya de futbolista.
Por último quería compartir una hermosa definición que da El Flaco Menotti de lo que es el fútbol. Iba solo a copiar la parte que contiene el link (en rojo) pero al final he decidido copiar la respuesta entera. Aunque no te guste el fútbol, es perfecta de principio a fin, y extrapolable a otras muchas cosas:
—Pregunta: También inventaron esto de que no hay más enganches o conductores. ¿Es realmente lo que dicen los entrenadores o hay menos jugadores con capacidad de decisión para conducir? ¿O es que están y no los usan?
—Respuesta: El problema es que no puede haber si se parte del vértigo y la verticalidad. Es muy difícil encontrar la pausa en ese contexto, o ubicarla. Y entonces la pausa la termina encontrando el contrario. Porque si no fuesen por el adversario algunos seguirían corriendo y se caerían en el Río de La Plata. Por ejemplo, en la cancha de River terminarían en el Río de La Plata. El juego es otra cosa. Ni moderno ni antiguo, ni lento ni rápido, ni vertical ni horizontal. Es un juego, como el ajedrez. Que tiene tres bases fundamentales: tiempos, espacios y engaños. Usar bien los espacios, manejar bien los tiempos y engañar al adversario, ya sea individual o colectivamente. Eso es el fútbol. El equipo le hace creer que vamos para acá, y vamos para allá. El jugador lo mismo. Pero es mucho más difícil tratar de engañar a 1.500 kilómetros por hora. Y no crean que es rápido Messi. No es rápido Messi. Es rápido cuando llega a la pelota, porque parece que corre y frena, porque parece que engancha y no engancha, porque parece que va para un lado y va para el otro. Entonces que es lo que mejor hace: engañar. Porque si le meten a Messi un pelotazo de 40 metros puede haber un montón de defensores que puedan llegar primero. Pero si después de la elaboración la pelota termina en los pies de Messi, ahí empieza el lío para el rival con la velocidad de Messi. Porque él corre engañando. Porque sabe dónde tiene la cabeza y dónde la pelota.
“El juego es otra cosa. Ni moderno ni antiguo, ni lento ni rápido, ni vertical ni horizontal”. Me encanta, ¡qué filósofo, Menotti! Y cómo habla de la necesidad de la pausa justo antes de definir el fútbol como la gestión de tiempos, espacios y engaños. Me quito el sombrero, qué grande.
Complementa las reflexiones filosóficas sobre fútbol con las que nos hablan de la lengua matriz, lo que pasa cuando vas al Paraíso, o descubre quién era el mejor vigía del mundo.