Hace unos días compartía un par de extractos de la entrevista al filósofo Emilio Lledó (Sevilla, 1927) que, el pasado 30 de enero de 2017, publicaba en su web la Universidad de Barcelona.
Pero me ha parecido tan buena, y tan apropiado todo lo que dice, que he decidido transcribirla al completo, a continuación tenéis el texto. Aunque lo mejor que podéis hacer en realidad en ver el vídeo directamente.
Entrevista a Emilio Lledó
Lengua y lenguaje
Siempre me ha parecido un acierto cuando se habla de lengua materna. Es la lengua que te acoge como una madre: naces en su seno, naces en su seno como una madre. Y esa lengua es memoria, es una tradición, es una historia, es experiencia, es una sociedad que ha ido creando esa manera de comunicarse los seres humanos para ser ciudad, para ser polis, decían los griegos, que empezaron a reflexionar sobre esas cosas que me preguntas. Y el lenguaje efectivamente recoge una tradición, pero el lenguaje tienes que hacerlo tú, y ese lenguaje que haces tú, yo le suelo llamar lengua matriz, igual que hay una lengua materna, pero en ésa has nacido, la lengua matriz es la lengua que tú te haces. Y esa, de esa lengua que tú te haces: de la idea que tú tengas de la justicia, de la igualdad, de la bondad, de la política, de la decencia, en estos momentos tan importantes, etcétera… La idea que tú te hagas, lo que tú sientas, ésa es tu lengua matriz. Eso es lo que tú dices, lo que tú hablas, lo que tú manifiestas. Y eso es tu ser.
La sociedad digital
Yo no quiero en esto lanzar… en fin, ataques a la sociedad digital. Eso es fundamental, estamos, es nuestro mundo, todo eso es importante. La posibilidad de informarse hoy, eso es magnífico, pero hay que informarse para algo, para pensar. Porque puede ocurrir que en este agobio, inundación, asfixia casi de informaciones, no tengamos tiempo para pensar. No sepamos pensar. No sepamos tener lengua matriz. No sepamos ser quienes somos.
Once años de profesor de filosofía en Barcelona
Mis once años de profesor en Barcelona fueron enormemente gratificantes. Vine aquí, no había cumplido todavía los 40 años, o sea que era bastante joven. Y traía, eso sí, lo único que traía era mucho entusiasmo. Y me encontré aquí en una especialidad de Filosofía, con unos alumnos también enormemente interesados. Y eso que eran unas épocas terribles, porque muchas veces no podíamos dar clases, había huelgas en la Universidad, se ocupaban Cátedras… Tengo que decir, eso no… o quizá no debería decirlo, pero sí lo digo, que la Cátedra del Sr. Lledó no sé ocupó. Una vez quisieron hacer un amago, pero yo creo que no… Yo pude dar mis clases, y pude enseñar Filosofía, enseñar a pensar en los grandes filósofos. Eso que ahora quieren quitar de la Educación de una manera absolutamente equivocada y fraudulenta… y me temo que manipulante. Quitar al Filosofía, o sea, quitar la posibilidad de aprender a pensar en conceptos, aprender… fijaros lo que es olvidar, desmemorizar, toda esa tradición de casi 28 siglos de pensamiento, que van desde los Presocráticos y Platón y Aristóteles y la Edad Media y… los filósofos del Renacimiento Italiano y Descartes… y Leibniz y Kant y Nietzsche y Hegel, etcétera. Borrado eso. Ese esfuerzo por entender el mundo que representan los filósofos, ese empeño por pensar en cómo vivir, para qué vivir. Esa frase famosa de un texto de Platón: (…) Déjame de historia, enséñame cómo hay que vivir. Y no sé a quiénes se les ha ocurrido. A quiénes sí, la política, el Ministerio de Educación, pero quiénes son los ideólogos de esa enorme equivocación. Me gustaría, así cara a cara, discutir con ellos. A ver si me daban argumentos para convertirnos en una sociedad atontolinada, metida solo en problemitas de pequeñas informaciones y manipulada por medios de información manipulantes ellos, porque obedecen a consignas tal vez… bastante siniestras de lo que es el futuro, de lo que es la vida, de lo que es la economía. Todo tiene que ser economía, que por cierto es una cosa que me choca un poco, ¿no? Esta mañana oía un anuncio en la radio… Nada: “El mundo business es lo que cuenta”, “Cómo ser emprendedores”, váyase usted a paseo con los emprendedores. Naturalmente que es estupendo emprender cosas, pero no porque me lo mande, “Venga usted a la academia de emprendedores que rápidamente saldrá usted colocado.” Son deformaciones del mundo de la publicidad, pero que… en el fondo puede ser inocente en el publicitario, pero que obedece a planteamientos, en mi opinión, equivocados. Creo.
Sumergirse en la Universidad
Me sentía tan feliz porque en el aula, en la clase, se crea una… como una pequeña sociedad, y hay uno que habla, en este caso el profesor, aunque pueda ser interrumpido y discutido, pero normalmente hacíamos una clase fluida, después podíamos hacer seminarios pero… Y eso, y los alumnos que te escuchan están siendo tú también, te están criticando, juzgando, entendiendo, desentendiendo, aburriéndose o estimulándose, y todo eso es, es la vida.
¿Y por qué has querido ser profesor de Filosofía? Yo no quise ser profesor de Filosofía, yo me fui a Alemania al acabar la carrera, a estudiar, pero luego no tenía otras salida que hacer oposiciones, porque entonces se hacían oposiciones. Y eran muy duras, por cierto. Para ganarme la vida. Pero me había ganado ya la vida tomándome en serio mi disciplina. Por eso me parece una equivocación y lo he dicho algunas veces y lo repito aquí ahora: una equivocación, esas universidades que se anuncian para que cuando acabas ya estás colocado. Eso es un error terrible, no lo digo yo, lo dice Humboldt, Guillermo de Humboldt, nada menos, lo dice Walter Benjamin: los estudiantes deben de, los cinco, seis o siete años que están en la universidad, deben encerrarse en eso, en el mundo universitario, en la enseñanza, en el aprendizaje, en el sentido auténtico de la palabra, en el entender la Química Orgánica, la Física Teórica, la Filología Griega, el Derecho Civil… lo que sea, pero sumérgete en esto. Y después ya te ganarás la vida.
Políticos corruptos
No tenemos políticos, con las excepciones que queráis. Cómo es posible, si es que es verdad, que corruptos estén organizando la vida de los que, podemos equivocarnos, pero no somos corruptos. La vida de los seres normales, de los que trabajamos, con nuestras pequeñas limitaciones, equivocaciones, claro, nadie es perfecto, como dice la famosa película. Nadie es perfecto, pero luchamos por serlo. No por ser perfecto, sino por ser mejores. Y no solo por ser mejores, si no por ser (con eso que Aristóteles decía como la característica del político) por ser decentes. Fijaros si les preocupaba a los griegos, (con todos los problemas que hubiera en la cultura griega, que los hubo, pero nos llenaron de luz, eso es indudable) que se plantean en algún momento los filósofos clásicos de la política, Platón y Aristóteles, si los políticos pueden ser felices. Porque su vida es darse a los demás, imagínate. Darse debe ser otra cosa, darse a sí mismos… es que se pierde hasta la amistad, a veces he utilizado el término “amigantes”, que no tienen amigos, tienen “amigantes”, que tiene que ver con mangantes, es la misma, casi la misma coincidencia, a mí me resonaba eso. Entonces, ¿cómo se puede hacer eso, en una sociedad? Que se dice, el bien común, que es una palabra, una frase hecha que me repatea un poquito. El “bien común”, ¡pues claro! El bien de la decencia, el bien de la justicia, el bien de la educación. Eso es importante. Eso se aprende también en la escuela. Por eso, yo estoy ahora trabajando un poco en eso, en cómo se nos estropea la cabeza. Qué es lo que hay, con todos los respetos, en la cabeza de un corrupto. Porque decimos que hay corrupción, decimos que hay procesos, etcétera. Bueno, que reina en la cabeza de esos individuos, qué es lo que reina, cómo han llegado a eso, cómo se llega eso. Por razones políticas, por razones de intereses, es un tema muy interesante. A mí me preocupa enormemente, no me atrevo a avanzar nada todavía, pero estoy estudiándolo a fondo.
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