Hace unos meses escribía sobre mi propia vergüenza al escribir, y llegaba a decir que “pienso que hay algo deshonroso y humillante en el acto de escribir”.
Pero como también pienso que, en cierto modo, somos máquinas de crear coincidencias, me he cruzado con este texto del filósofo francés Gilles Deleuze (18 de enero de 1925-4 de noviembre de 1995), que me sirve para poner en un contexto más grande mis preguntas sobre la vergüenza, qué significa y de dónde surge:
Creo que uno de los motivos del arte y del pensamiento es una cierta vergüenza de ser un hombre. Se trata de una frase espléndida, muy bella, y a la vez no es algo abstracto: la vergüenza de ser hombre es algo muy concreto. Y no quiere decir las tonterías que podrían hacerle decir. No quiere decir “somos todos asesinos”, no quiere decir “somos todos culpables”. Se trata de un sentimiento complejo, no de un sentimiento unificado, y significa, primero, ¿cómo es posible que hombres hayan podido hacer eso (es decir, hombres que no son yo mismo)? Y, en segundo lugar, ¿cómo es posible que a pesar de ello yo haya transigido? No me he convertido en un verdugo, pero no obstante he transigido bastante para sobrevivir. Y en tercer lugar una cierta vergüenza, propiamente dicha, de haber sobrevivido en lugar de algunos amigos que, por su parte, no sobrevivieron. Así, pues, la vergüenza de ser un hombre es un sentimiento extraordinariamente compuesto.
Y creo que en el origen del arte encontramos esa idea, o ese sentimiento muy vivo: cierta vergüenza de ser un hombre, que hace que el arte consista en liberar la vida que el hombre encarcela. Liberar una vida potente, una vida que es más que personal, que no es la propia vida. No se trata en absoluto de cosas abstractas. ¿Qué es un gran personaje de novela? No es un personaje que se toma prestado de la realidad y se lo exagera: Charlus (es un personaje de “En busca del tiempo perdido”) no es Montesquieu exagerado por la imaginación genial de Proust. Se trata de potencias de la vida fantásticas. En todo caso, si un personaje de novela es una especie de gigante, es una exageración con respecto a la vida, pero no con respecto al arte. El arte es producción de esas exageraciones. Y por su sola existencia es ya resistencia. Hacer lo que los animales no podrían hacer: saber escribir, liberar la vida, liberarla de las cárceles que el hombre fabrica. Eso es resistir. No resulta difícil entenderlo cuando vemos lo que hacen los artistas, pues no hay arte que no sea una liberación de una potencia de vida y, ante todo, no hay arte de la muerte.—Gilles Deleuze, “R de resistencia”, en El Abecedario.
“Cierta vergüenza de ser un hombre, que hace que el arte consista en liberar la vida que el hombre encarcela”, hay un misterio en esta frase, una aproximación poética al problema. ¿Liberar la vida, pero de qué?
—Liberarla de las cárceles que el hombre fabrica.
Nos dice Deleuze un poco más adelante.
Y esta lección va más allá, entonces, del arte para llegar hasta la vida. Educar la mirada para ir detectando las cárceles que fabricamos y después ir abriéndolas una a una.
Dentro y fuera de nosotros.
Pablo,
Hace tiempo que no pasaba por acá y como siempre tan simples y bellas tus palabras.!!
Me voy con la misión de detectar las cientos de cárceles que he creado en mi vida, eso me hace acordar de un artículo que escribí hace un tiempo que habla de unas de las mayores cárceles que me he creado. Así mismo también fue mi mayor maestro.
http://superacionpersonalminimalista.com/breve-confesion-junkie/
Un abrazo
Carlos
Hola Carlos, gracias por compartir tu poema, viene al caso porque precisamente me se llama “Mi cárcel”.
Un abrazo,
Pablo