Entonces qué
qué carajo de vida quieres
me dice mi conciencia
aterida con las manos en los bolsillos
de su gabán raído y pasado de moda.
Quieres dinero una casa con piscina
un mayordomo vestido de librea o
tal vez quieras fama
ser un futbolista o portada
de la peor revista del corazón
ser el mejor en algo
en lo que sea
el mejor mediocre de todos
al fin y al cabo qué importa
como tú sueles decir
la vida no tiene sentido
y todo lo que hay no es nada
me pregunto si
si podrías haber encontrado
dos tópicos peores
más ajados y complacientes.
Y yo no tengo respuestas.
Me asusto un poco
al verla, a mi conciencia,
de natural tan reservada
me asusto al verla tan enfadada esta noche
y hacer aspavientos y descolocarse los hombros
de su gabán
porque ella, tan tímida, sí, sólo levantaba la voz
cuando todas hablaban
unida al murmullo de un mar de otras conciencias
y entonces, claro
entonces gritaba igualdad y amor
libertad y justicia y amor y igualdad y amor
todas las gritaba todas entre sus otras compañeras
pero a mí con esta brusquedad con esta violencia
nunca me había hablado
siempre había sido condescendiente tranquila
una buena señora dispuesta a ser paciente
ya vendrá el tiempo y lo hará fuerte
decía
y valiente y así saldrá al mundo y estaré
orgullosa de él.
Y de pronto este frío y esta vehemencia
la noche y ella dice
qué carajo de vida quieres
quieres tener millones de amigos
romper palabras o coserlas en la piel
de todas tus mujeres.
Y yo no tengo respuestas.
Me abruma porque viene
con todo el ejército
de las vidas que soñé ser
de todas las metáforas que
algún día puse en el cesto
de la ropa limpia.
Yo le digo al fin
que no, que no tengo respuestas.
Ella detiene sus manos y calla
como si ya no le interesara mi vida
se quita el viejo gabán
y dice
prefiero el frío
se da media vuelta y comienza
a caminar seguida por todos esos tipos
que me suenan pero que en nada
se parecen a mí
y veo el vaho salir de su boca
cómo se frota las manos y
encoge los hombros
prefiere el frío.
Recojo el gabán pasado de moda
y me lo pongo
qué carajo, me digo
qué carajo de vida quieres, Pablo.
Y como no tengo respuestas
me respondo que tranquilo
porque mañana
mañana preferirás el frío.
Me ha encantado tu respuesta. Muchas gracias. Te mueves bastante bien por las ramas 🙂
Mi maldita obsesión por buscar la lógica, una explicación, una traducción. Tienes toda la razón, la clave está en la libertad de sentirla y hacerla nuestra. A veces soy demasiado racional. Tengo que intentar ir soltando lastre poco a poco. Es como lo del “flow”, si te pesan demasiado la autoconsciencia o el encontrar un porqué y sentido práctico a todo, te estás privando de disfrutar en cierta medida. Seguiré hablando con tu poema un poco más, jeje.
Un saludo.
Otra poesía para apuntarme 😉
“Porque viene con todo el ejército de las vidas que soñé ser” Cuántas vidas nos dejamos todos por el camino, por elegir o no, por actuar o no. Y ¿qué representa el frío para ti? ¿Es rendirse, es dejar la seguridad de lo conocido…?
Siempre me pone un poco nerviosa eso de la poesía, no saber bien donde me está llevando. Igual ahí está el problema, en no saber dejarme llevar. Así que no tienes por qué explicarlo en realidad.
Pero me ha gustado y me ha hecho pensar. Gracias.
Te quería contestar con otro poema, jeje, pero no lo encuentro porque no me acuerdo del nombre del autor… Creo que la pregunta que me haces a mí: “¿qué representa el frío para ti?”, es la pregunta que te tienes que hacer a ti misma, es la pregunta que te hace el poema, seguramente. Si el frío representa algo para ti, en tu respuesta está la conversación que se inicia gracias al poema. Si no hay respuesta, quiere decir que el poema no te habla.
Es algo bastante visceral, al menos para mí. En los poemas que me gustan veo preguntas cuya respuesta intuyo que me interesa trabajar. Y lo veo bastante rápido, no veo rápido la respuesta a esas preguntas (a veces, nunca hay respuesta) pero sí que capto muy rápido que un poema determinado trabaja con las preguntas que a mí me interesan, con las que yo quiero pelearme, vivir, sentir; o simplemente porque en ese poema, en ese momento único en el que lo estoy leyendo, están las preguntas que me estoy haciendo, o las que necesito hacerme…
Sobre las respuestas, nadie puede dártelas en realidad, solo tú.
¿Me estoy yendo por las ramas, no? Perdón.
Sigo por las ramas: en los poemas, como yo los leo, no hay ningún sitio preconcebido al que ir, ellos te llevan y acabas siempre en un sitio, unas veces uno, otras veces otro. Es un mapa cambiante (porque cambia el que lo lee, cada vez que lo lee). No hay nada que entender, no hay posibilidad de equivocarse, no hay reglas que seguir. Es un campo abierto de libertad absoluta. Mira las palabras y siéntete libre. Nadie te observa, nadie te juzga. Solo son palabras y un horizonte posible. Qué es el frío indica un camino que nadie sabe dónde acaba. Y si no indica un camino, pues perfecto, seguimos con otro poema y tal vez, en otro lugar, haya otras palabras que sí te lleven a algún lugar.
Se me acabó la rama y ahora me he caído al suelo.
Un abrazo,
Pablo