Seguro que has oído muchas veces la frase de “los árboles no te dejan ver el bosque”. Yo, si te soy sincero, no sabía exactamente qué significaba hasta hace poco. Según el Centro Virtual Cervantes, la frase se dice cuando alguien no puede ver un asunto o una situación en su conjunto porque está prestando atención a los detalles.
Para mí, como escritor y en general como persona, los detalles son lo más importante. La correcta gestión de los detalles es la clave de todo. Tanto el exceso como el defecto pueden ser contraproducentes, hay que buscar el justo medio.
Por eso la tesis que quiero defender en este artículo es que no son los detalles, en general, los que nos impiden ver el bosque, sino que son algunos detalles. Nuestro trabajo es identificar cuáles son los árboles que nos impiden ver el bosque y, también, cuáles son aquellos que nos permiten verlo al completo, que lo enriquecen o que incluso llegan a hacerlo más profundo, más grande, más hermoso.
Una historia sobre ajedrez
Desde los 10 hasta los 18 años jugué al ajedrez. Iba a competiciones, estudiaba las partidas de los grandes maestros, iba a clases… En fin, me dediqué con mucha intensidad al ajedrez (otra cosa no tendré, pero si quiero algo lo hago con intensidad)
Aunque, desde mi punto de vista, yo me esforzaba mucho, nunca pasé de ser un jugador mediocre. Veía cómo año tras año mis compañeros iban superándome, mejorando sus resultados o aprendiendo a un ritmo mucho más alto que el mío.
Entre otras muchas causas, sé que no avanzaba porque me fijaba en los detalles que no eran importantes. Por ejemplo, prestaba mucha atención a cosas ajenas al ajedrez como tal: cuál era la mejor manera de concentrarse durante la partida, qué tenía que comer y a qué horas para que mi cerebro estuviera bien despierto, leía las biografías de grandes jugadores y me interesaba más saber por qué Mijaíl Tahl era alcohólico antes que su maestría en la táctica…
Recuerdo que una vez, en la primera partida del Open San Agustín, llevé una gorra amarilla (y horrible) con la seguridad de que me iba a ayudar a aislarme de todo y pensar mejor para poder ganar la partida. Estaba tan pendiente de ella, que en las primeras cinco jugadas perdí la dama y con ella, la partida. Mi contrincante era un jugador más o menos de mi nivel, y lo normal era que la partida durara al menos tres o cuatro horas. Me liquidó en media hora, porque cometí un error absurdo.
Con todo esto quiero decir que yo no estaba viendo en absoluto el bosque, pero porque estaba mirando los árboles que no debía. Me estaba centrando en aspectos psicológicos del juego, en anécdotas y pequeñas nimiedades que no iban a lo esencial del ajedrez, que era lo que yo necesitaba. En definitiva, aspectos que importaban para un Gran Maestro de Ajedrez, pero que a mí sólo me distraían de lo verdaderamente importante en ese momento: estudiar partidas, conceptos, aprender de verdad a jugar al ajedrez para mejorar rápido.
En aquella época no supe verlo, supongo que ya tenía mirada de escritor y no de ajedrecista.
Esa gorra amarilla y esa derrota tan dolorosa me recuerdan siempre que es importante saber qué detalles elegimos observar.
Gestiona los detalles de tu vida
Seguro que tú tienes tu propia gorra amarilla. Y, si no, búscala.
Los detalles son importantes en nuestra vida. Constituyen momentos de felicidad, de significado y de plenitud.
Búscalos, recuérdalos, aprende de ellos. Mi gorra amarilla es un detalle. A partir de ella puedo recordar el momento con toda claridad, la escena, la vergüenza que sentí al perder aquella partida.
Algunas cosas importantes que te ayudarán a convertirte en un detallista vital y que conviene recordar:
- Sé minimalista: no todos los detalles son importantes para todo. Identifica los árboles que te permitirán ver el bosque en su máxima expresión y olvida el resto.
- Cada actividad tiene sus detalles: hay pequeñas cosas que te ayudarán en tu trabajo, y son diferentes a las que te ayudarán en tu casa o con tu familia. Con esto quiero decir que, siempre que puedas, trates de buscar lo esencial en cada aspecto de tus actividades.
- Sé detallista con tu vida: al fin y al cabo, es lo más importante que tienes. Cuando estés viviendo algo bueno, cuando seas feliz o te sientas bien, elige alguna cosa de tu alrededor y márcala en tu memoria. La luz, los ojos de alguien en un momento dado, la lluvia de un día en concreto, el olor de una habitación. También cosas más prosaicas: una gorra amarilla, un café… Hazte esta pregunta: ¿estoy eligiendo los detalles correctos, aquellos que me llevan a lo esencial, a una vida más auténtica, más plena, más libre?
- Desarrolla una mirada propia: no dejes que los demás te digan qué es lo que importa y qué no. Pasa de las generalizaciones como “si no sale en la televisión, no existe”. Existe si tú le das importancia, si pones significado en ese detalle, si te permite ver más allá. Identificar los árboles que te impiden ver el bosque es una tarea que sólo tú puedes llevar a cabo.
- Para: aprovecha los detalles para detenerte un momento, pensar, respirar. Son anclas a las que puedes volver siempre que te sientas agobiado.
Y, para cerrar el artículo, os dejo unas palabras que el escritor Vladimir Nabokov siempre trataba de inculcar a sus estudiantes de literatura:
Acariciad los detalles, los divinos detalles. En el arte elevado y en la ciencia pura. El detalle lo es todo.
Una buena manera de comenzar a prestar atención a los detalles que de verdad importan sería leer algunas citas de Thoreau, o leer uno de los mejores fragmentos de las Meditaciones de Marco Aurelio.
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Me encanto tu artículo gracias por compartirlo!
Muchas gracias, Ximena. Me alegra mucho que te haya gustado el post.
Espero volver a verte por aquí 🙂
Vaya, tenemos más cosas en común.
Me permito recomendarte, ya que las vas a apreciar mucho, una película y un libro:
Película: En busca de Bobby Fischer.
Libro: Searching for Bobby Fischer, del padre de Josh Waitzkin, Fred Waitzkin. En este libro se basa la película del mismo nombre.
Otro libro: El arte del aprendizaje, de Josh Waitzkin. Lecciones de ajedrez, de artes marciales, de vida; uno de los libros que más me gustan sobre la “mística del aprendizaje”.
Gracias por las recomendaciones, HM. La peli ya la he visto, me gusta mucho. Los libros no los conocía, así que los sumo a mi lista de lecturas pendientes.
Un saludo,
Pablo